¡Un saludo y bienvenidos a La Bandera de la Libertad!
Como sabréis, este domingo 28 de junio se celebra una fecha de gran importancia, el Día del Orgullo LGTB+. Y aunque las excepcionales circunstancias que estamos viviendo este año pongan bastantes trabas a su celebración habitual, nada nos puede impedir al menos recordar, recomendar y disfrutar de obras de ficción que representan a nuestro colectivo.
Y claro, como no puede ser de otro modo, en este blog vamos a hablar de tres mangas de temática LGTB, bastante diferentes entre sí, pero que sí tienen algo en común: una buena y sana representación de sus personajes. Estamos hablando de El Marido de mi Hermano, Sombras Sobre Shimanami y Kantô Heiya (La Llanura de Kanto).
Vamos con ello:
Empezamos con una obra que ya se ha hecho famosa en todo el mundo gracias a su gran valor divulgativo, pero también por la calidad de la historia que nos cuenta. Se trata de El Marido de mi Hermano (Ototo no Otto), publicado entre 2014 y 2017 y recopilado en 4 tomos, aunque Panini nos la trajo a España el año pasado recopilada en solo 2 tomos dobles.
Y antes de hablar del manga en sí, ¿qué es lo que lo hace tan especial? Para empezar, que es una obra realizada por Gengoroh Tagame, un autor abiertamente gay y activista LGTB+, reconocido como uno de los dibujantes más importantes de género "bara" (que es, esencialmente, manga erótico/pornográfico gay). No obstante, en este caso decidió dejar de lado su contenido habitual para realizar una obra para todos los públicos, especialmente pensada para educar un poco al lector japonés medio que no tiene ni idea sobre la realidad del colectivo.
Y antes de hablar del manga en sí, ¿qué es lo que lo hace tan especial? Para empezar, que es una obra realizada por Gengoroh Tagame, un autor abiertamente gay y activista LGTB+, reconocido como uno de los dibujantes más importantes de género "bara" (que es, esencialmente, manga erótico/pornográfico gay). No obstante, en este caso decidió dejar de lado su contenido habitual para realizar una obra para todos los públicos, especialmente pensada para educar un poco al lector japonés medio que no tiene ni idea sobre la realidad del colectivo.
En el manga nos encontramos con una comedia dramática familiar de estilo muy costumbrista en la que un hombre, padre divorciado, acoge en su
casa al marido de su recientemente fallecido hermano gemelo, que había emigrado a Canadá. Mike resulta ser un fornido canadiense que
pasará un tiempo en su casa relacionándose con él, con su hija pequeña y con gente de su entorno.
El Marido de mi Hermano es una obra sobre las distintas formas de amor, la familia y la tolerancia. A través de esta inesperada visita, Yaichi, el protagonista, tendrá que enfrentarse a su propia homofobia interiorizada, la misma que le distanció de su gemelo cuando este salió del armario, al tiempo que ve cómo para Kana, su hija, lo realmente sorprendente (y emocionante) es descubrir que tiene un tío canadiense, y no que este sea gay.
Así, asistimos al desarrollo de una bonita relación familiar entre los tres, especialmente entre tío y sobrina, mientras Yaichi crece como persona, abandonando sus prejuicios, y Mike tiene la oportunidad de visitar todos los lugares de la ciudad de los que su difunto esposo le habló en el pasado. Las semanas que pasan juntos darán lugar a diversas situaciones en las que se pone de manifiesto la homofobia "silenciosa" que existe en el Japón contemporáneo, donde si bien no se pone el grito en el cielo ante la existencia de personas LGTB+, sí se invisibiliza su existencia ante la sociedad. Desde ocasionales marginaciones a Kana por tener un tío gay, o miradas de reojo por la calle, pasando por el emotivo episodio en el que un adolescente del barrio, preocupado por su orientación, busca consejo en ese afable extranjero abiertamente homosexual que está de visita.
Como decíamos, se trata de un manga con gran vocación divulgativa que lo convierte en una lectura imprescindible en cualquier biblioteca escolar, pero también una obra de gran sensibilidad para un lector adulto, LGTB o no, por el amable retrato que hace de sus personajes y por sus temas, que van más allá de la tolerancia a minorías sexuales, pasando también por la validez de los modelos de familia alternativos o el proceso del duelo tras la pérdida de un ser querido.
Pasamos a otra reciente obra que también ha estado teniendo mucha resonancia a nivel internacional: Sombras sobre Shimanami (Shimanami Tasogare), manga publicado en Japón entre 2015 y 2018 y recopilado en un total de 4 tomos, que fueron publicados en España de manos de Tomodomo.
Esta serie, que es fácilmente una de las obras con más representación que existen en el mundo del cómic, es obra de Yuhki Kamatani, mangaka responsable de creaciones como Nabari no Ou o Shonen Note. Es importante señalar que Kamatani se identifica como "X-gender", una forma endémica de Japón de denominar una identidad de género que equivaldría al término occidental "no binario" (salvando las distancias culturales). Es, en definitiva, una persona abiertamente queer, por lo que Sombras sobre Shimanami es también, como la anterior, una obra que habla desde el propio colectivo.
Esta serie, que es fácilmente una de las obras con más representación que existen en el mundo del cómic, es obra de Yuhki Kamatani, mangaka responsable de creaciones como Nabari no Ou o Shonen Note. Es importante señalar que Kamatani se identifica como "X-gender", una forma endémica de Japón de denominar una identidad de género que equivaldría al término occidental "no binario" (salvando las distancias culturales). Es, en definitiva, una persona abiertamente queer, por lo que Sombras sobre Shimanami es también, como la anterior, una obra que habla desde el propio colectivo.
Sombras sobre Shimanami comienza con un adolescente gay que es forzosamente sacado del armario por sus compañeros de clase. Ante el miedo provocado por la homofobia que sufrirá debido a esto, trata de quitarse la vida saltando desde un acantilado. Pero justo en ese momento conoce a Nadie, dueña del local El Consultorio, un "lugar seguro" donde se reúnen diversos personajes pertenecientes al colectivo LGTB+, cada uno de los cuales tendrá sus propias historias y pasados.
Y es que este manga no es simplemente una obra
sobre personas homosexuales, sino todo un canto a la diversidad y al colectivo en su conjunto, con personajes de todas las orientaciones sexuales e identidades de género.
Tenemos un protagonista (a través del cual conoceremos las historias de los demás) homosexual, enamorado de un
compañero de clase, cuya orientación sexual desconocemos y que oculta sus dudas
tras una máscara de homofobia; una pareja de jóvenes lesbianas a punto de
casarse; un hombre trans en su treintena; una persona aún muy joven (todavía en primaria) que no tiene clara todavía su identidad, pero que parece inclinarse por el género fluido; un anciano gay que ha pasado media vida junto a su
pareja contra viento y marea; y la misteriosa Nadie, asexual y aparentemente arromántica cuya discreta presencia es
casi sobrenatural y da a los demás los impulsos que necesitan para seguir adelante.
A lo largo de la obra encontramos todo tipo de historias. Vemos no
solo la desgracia que muchos pasan en su entorno por su condición, sino también sus vidas cotidianas, con alegrías y tristezas, mientras forjan un vínculo de amistad y soporte mutuo entre ellos. Constituyen grupo de apoyo hecho de papel y tinta, unos personajes en los que un lector LGTB+ verá una pequeña familia en la
que buscar consejo y aceptación, o verse reflejado. Igualmente, aun no siendo tan divulgativa como la anterior, servirá también a un lector cishetero para comprender mejor al colectivo.
Y vamos a terminar con una obra un poco diferente a las dos anteriores, pero no por ello nada desdeñable. Se trata de Kantô Heiya, que podemos traducir como La Llanura de Kanto, una obra de Kazuo Kamimura publicada entre 1976 y 1978 y originalmente recopilada en 4 tomos. A España no ha llegado por el momento, aunque fue publicada en Francia como La Plaine du Kantô por la editorial Kana en 3 tomos que aún podéis adquirir si sabéis francés (o bien buscarlos por "otros medios", cada uno sabrá). Así que, sirva esta recomendación de paso para lanzar una petición a las editoriales españolas, ahora que hemos empezado a ver trabajos de este autor por nuestro país, ya que es perfectamente una de sus mejores obras.
A diferencia de los anteriores, Kazuo Kamimura no formaba parte del colectivo LGTB+, al menos hasta donde sabemos (si lo era, nunca salió del armario). Pero, además de ser uno de los mejores autores de gekiga (corriente de manga para adultos de los 70) de la historia, entre su extraordinaria obra artística destaca una característica: sus personajes femeninos, profundamente complejos y tridimensionales. Y en este caso, el personaje femenino principal es, además, una mujer trans.
Kantô Heiya da comienzo en el momento de la rendición de Japón tras la II Guerra Mundial. A partir de aquí, la obra seguirá la vida del joven Kinta, por entonces un niño de corta edad que ha perdido a sus padres en el conflicto y vive con su abuelo en una pequeña aldea de la Llanura de Kanto. Pronto llegan a la aldea una mujer viuda y su hija, Ginko, de la misma edad que Kinta, iniciándose así una íntima amistad entre ambos, que se ve reforzada cuando ella decide contarle que es trans, cosa que solo sabía su madre. A partir de aquí los años van pasando y asistimos al crecimiento personal de ambos jóvenes a lo largo de los años 40, 50 y principio de los 60 en un país sumido en una profunda crisis, prestando especial atención a la exploración de su identidad y su sexualidad, no siempre bien vista por la sociedad, mientras tratan de encontrar su lugar en la metrópolis tokiota.
Cabe señalar que Ginko, el principal personaje LGTB+ del manga, no es la protagonista de la historia, sino más bien la deuteragonista. Casi siempre junto a su amigo de la infancia, tiene sus propios arcos y travesías personales, aunque la narración siempre sigue a Kinta como foco prinicpal, quizá a modo de álter ego del propio autor. No obstante, la presencia de Ginko es constante a lo largo de la historia, por lo que consideramos que es una importante obra para la visibilización del colectivo.
Respecto a su representación, asombra (en el buen sentido) que un manga de los años 70 abogue por una deuteragonista trans tan positivamente presentada. La obra la trata bien, con todo el cariño y respeto posibles teniendo en cuenta el contexto en el que se ambienta la historia. Ella tiene en todo momento muy clara su identidad de género, y salvo un conflicto concreto en la escuela, nunca se le niega. Kinta acepta desde el principio, sin esfuerzos, que su amiga es una niña aunque tenga pene, y siempre la trata como una mujer, al igual que hacía su madre permitiéndole que mantuviera una expresión de género femenina desde la infancia. Al crecer y abandonar la aldea para ir a Tokio junto a Kinta, Ginko comienza a trabajar en un bar de ambiente regentado por otra mujer trans. Y aunque esto suene un poco tópico, no deja de ser uno de los pocos espacios en que una persona trans podía encontrar trabajo sin ocultar su identidad en el Japón de los años 50. Al fin y al cabo, la obra no deja de ser un reflejo de la realidad de las clases bajas de la época (además de estar muy centrada, como decíamos, en el despertar sexual de los jóvenes).
Y aunque solo rascamos la superficie (quizá venga una reseña completa en un futuro), estos son, a grandes rasgos, los elementos que caracterizan una de las mayores obras maestras del inigualable Kazuo Kamimura, equiparable a su siempre loada Dôsei Jidai (La época en que vivíamos juntos) a nuestro juicio. Os recomendamos encarecidamente leer este manga, si sabéis francés (o japonés, claro). Y si no, desde aquí hacemos un llamamiento a las editoriales españolas (¿Satori quizá? ¿ECC si se anima a retomar al autor?) a fijarse en esta pequeña gran joya.
A diferencia de los anteriores, Kazuo Kamimura no formaba parte del colectivo LGTB+, al menos hasta donde sabemos (si lo era, nunca salió del armario). Pero, además de ser uno de los mejores autores de gekiga (corriente de manga para adultos de los 70) de la historia, entre su extraordinaria obra artística destaca una característica: sus personajes femeninos, profundamente complejos y tridimensionales. Y en este caso, el personaje femenino principal es, además, una mujer trans.
Kantô Heiya da comienzo en el momento de la rendición de Japón tras la II Guerra Mundial. A partir de aquí, la obra seguirá la vida del joven Kinta, por entonces un niño de corta edad que ha perdido a sus padres en el conflicto y vive con su abuelo en una pequeña aldea de la Llanura de Kanto. Pronto llegan a la aldea una mujer viuda y su hija, Ginko, de la misma edad que Kinta, iniciándose así una íntima amistad entre ambos, que se ve reforzada cuando ella decide contarle que es trans, cosa que solo sabía su madre. A partir de aquí los años van pasando y asistimos al crecimiento personal de ambos jóvenes a lo largo de los años 40, 50 y principio de los 60 en un país sumido en una profunda crisis, prestando especial atención a la exploración de su identidad y su sexualidad, no siempre bien vista por la sociedad, mientras tratan de encontrar su lugar en la metrópolis tokiota.
Cabe señalar que Ginko, el principal personaje LGTB+ del manga, no es la protagonista de la historia, sino más bien la deuteragonista. Casi siempre junto a su amigo de la infancia, tiene sus propios arcos y travesías personales, aunque la narración siempre sigue a Kinta como foco prinicpal, quizá a modo de álter ego del propio autor. No obstante, la presencia de Ginko es constante a lo largo de la historia, por lo que consideramos que es una importante obra para la visibilización del colectivo.
Respecto a su representación, asombra (en el buen sentido) que un manga de los años 70 abogue por una deuteragonista trans tan positivamente presentada. La obra la trata bien, con todo el cariño y respeto posibles teniendo en cuenta el contexto en el que se ambienta la historia. Ella tiene en todo momento muy clara su identidad de género, y salvo un conflicto concreto en la escuela, nunca se le niega. Kinta acepta desde el principio, sin esfuerzos, que su amiga es una niña aunque tenga pene, y siempre la trata como una mujer, al igual que hacía su madre permitiéndole que mantuviera una expresión de género femenina desde la infancia. Al crecer y abandonar la aldea para ir a Tokio junto a Kinta, Ginko comienza a trabajar en un bar de ambiente regentado por otra mujer trans. Y aunque esto suene un poco tópico, no deja de ser uno de los pocos espacios en que una persona trans podía encontrar trabajo sin ocultar su identidad en el Japón de los años 50. Al fin y al cabo, la obra no deja de ser un reflejo de la realidad de las clases bajas de la época (además de estar muy centrada, como decíamos, en el despertar sexual de los jóvenes).
Y aunque solo rascamos la superficie (quizá venga una reseña completa en un futuro), estos son, a grandes rasgos, los elementos que caracterizan una de las mayores obras maestras del inigualable Kazuo Kamimura, equiparable a su siempre loada Dôsei Jidai (La época en que vivíamos juntos) a nuestro juicio. Os recomendamos encarecidamente leer este manga, si sabéis francés (o japonés, claro). Y si no, desde aquí hacemos un llamamiento a las editoriales españolas (¿Satori quizá? ¿ECC si se anima a retomar al autor?) a fijarse en esta pequeña gran joya.
Y hasta aquí llega nuestro especial por el Orgullo de este año, que esperamos que os haya gustado y resultado útil para descubrir nuevas lecturas, más diversas y más enriquecedoras. Os recordamos de paso que, si no lo visteis en su día, también podéis encontrar otras cuatro recomendaciones en nuestro especial del año pasado, que podéis leer haciendo click aquí msimo.
Así que nada más. Nos despedimos por ahora, a la espera de repasar nuestras lecturas del mes y el inicio de la temporada de anime de verano con sus respectivas impresiones... Hasta entonces, leed mucho y ¡feliz Día del Orgullo!
¡Hasta la próxima!
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