¡Un saludo y bienvenidos a La Bandera de la Libertad!
Bueno, bueno, bueno... Cuánto tiempo sin publicar ninguna de nuestras reseñas normales de manga, ¿verdad? Pues es hora de romper esa racha, y no hay mejor manera de hacerlo que esta. Aprovechando el gran éxito que está teniendo el recientemente estrenado Devilman Crybaby (sin duda gracias a su difusión a través de Netflix), incluso más allá del público habitual del manganime, hemos decidido presentar una reseña del manga original, del que solo habíamos hablado muy brevemente hace un par de años en nuestro top de lecturas anuales.
Sobre Devilman
Como muchos sabréis (aunque, desgraciadamente, el éxito masivo de Crybaby tiene el efecto secundario de que la gente olvide de dónde viene realmente), Devilman es una de las obras más representativas de uno de los autores más importantes de la historia del manga, Gô Nagai, cuyo 50 aniversario como mangaka se celebra este mismo año. Sirva, pues, esta reseña también como una parte más de nuestra conmemoración de este evento, junto con la opinión que ya publicamos hace unos días sobre Mazinger Z Infinity.
Publicado originalmente entre 1972 y 1973 y recopilado en 5 tomos tankobon, Devilman se convirtió rápidamente en uno de los mayores éxitos de Nagai y en uno de los mangas más icónicos de la historia, pionero del género gore e influencia para cientos de autores posteriores. Es por ello que también contaría con numerosos spin-offs y derivados, algunos dibujados por el propio Gô Nagai (Shin Devilman, Devilman Lady, Devilman vs Getter Robot, etc.), otros solo supervisados (Amon: The Darkside of Devilman, Devilman G, Neo Devilman, Devilman vs Hades, etc.).
Además, la franquicia ha recibido varias adaptaciones animadas para la pequeña pantalla, empezando en el mismo 1972 con la serie de 39 episodios, muy infantilizada y más similar a una serie de superhéroes que a la obra original. Posteriormente se realzarían dos OVA's, en 1987 y 90, adaptando muy fielmente los dos primeros tomos del manga, pero que quedaron inconclusas y se cerraron con una tercera tomada del spin-off Amon. Hasta llegar a las recientes producciones realizadas para Netflix Cyborg 009 vs Devilman y Devilman Crybaby. Por otro lado, en 2004 se estrenó una adaptación a imagen real de bajo presupuesto que poco tenía de rescatable más allá del muy logrado diseño de Devilman.
Gô Nagai: Sangre, robots y sexo
Go Nagai (1945, Wajima, Ishikawa) es uno de los más importantes autores de la historia del manga, destacado por sus temáticas rompedoras e innovadoras. Todo un enfant terrible de su época, Nagai comenzó su carrera como mangaka contra la voluntad de su madre, pero el legendario Rey del Manga, Shotaro Ishinomori, le daría la oportunidad de convertirse en su asistente tras ver el potencial de sus primeros trabajos no publicados. Fue todavía bajo la batuta del Rey cuando Nagai debutó profesionalmente con el one-shot Meakachi Polikishi, publicado a finales de 1967.
Pero sería 1968 el año que marcaría el inicio de una larga y prolífica carrera. Ese año, la editorial Shueisha decidió lanzar una publicación semanal de manga shonen para tratar de rivalizar con la Shonen Magazine de Kodansha y la Shonen Sunday de Shogakukan, naciendo así la que es ahora la revista de manga más vendida de Japón, la Shonen Jump. Para ello, la editorial contactó con varios autores para que crearan la primera cartera de series para la nueva publicación, siendo uno de ellos el joven Go Nagai. Así fue como empezó su mítica serie Harenchi Gakuen (Escuela Indecente), que marcaría un antes y un después en la historia del manga al ser la primera obra de contenido erótico y, por tanto, la que marcaría el nacimiento del género ecchi.
No serían pocas las voces que se alzarían contra el estilo de Nagai y el contenido que imprimía en sus obras, considerado inadecuado para los jóvenes por los sectores más conservadores de la sociedad. Pero nada de eso impediría al autor continuar en su línea, y con los años seguiría creando obras caracterizadas ya no solo por el erotismo, sino también por el alto contenido sangriento. Así, crearía otros dos grandes iconos populares como Devilman (1972-73), considerado de los primeros y más influyentes mangas gore, y Cutie Honey (1973-74), uno de los precursores del mahou shojo (aunque enfocado al público masculino y cargado de erotismo).
En 1972, Nagai comenzaría la publicación de la que sería su obra más reconocida internacionalmente: Mazinger Z, que presentaba el primer robot gigante tripulado desde el interior, dando lugar así al género mecha que tanto caracterizaría posteriormente al cómic y animación japoneses.
Este año 2018 se celebra en Japón el 50 aniversario de su carrera profesional como mangaka, y entre los eventos que se llevarán a cabo para tal celebración destacan los nuevos proyectos animados de sus tres obras más icónicas: Devilman Crybaby, brillante versión del manga a cargo del genial director Masaaki Yuasa y que ya se ha estrenado en Netflix en todo el mundo; la película Mazinger Z Infinity, como continuación y colofón final a la mítica saga animada del robot gigante más famoso de todos los tiempos; y Cutie Honey Universe, serie aún por estrenar de la que aún no tenemos mucha información.
¿De qué trata?
Akira Fudo es un pusiánime adoescente que, a través de su mejor amigo Ryo Asuka, se ve envuelto en una extraña ceremonia en la que se ve poseído por Amon, uno de los más poderosos demonios. Medio humano y medio demonio, Devilman deberá utilizar sus nuevos poderes para luchar contra los siniestros demonios que intentan matar a los humanos para recuperar el control del mundo que otrora fuera suyo.
Nuestra Opinión
Devilman... probablemente la mayor obra maestra del prolífico Gô Nagai, una obra que
goza de una incomparable expresividad y crueldad, amén de inusitadas dosis de sangre y sexo para su
época (y que aún siguen siendo mucho mayores que en obras más recientes, pues las conquistas contra la censura parecen ir hacia atrás).
Dentro de la obra de Nagai, como sabe cualquiera que le conozca mínimamente, siempre han predominado dos géneros: el gore y el ecchi (además del mecha, los tres establecidos por él en el manga moderno), pero entre todas las obras de esas características, que no son pocas, Devilman siempre ha sido una de las más reconocidas
(por no decir la que más). Es un icono, uno de los mejores y más importantes mangas
jamás creados, y probablemente el primero en iniciar la corriente de manga gore
que hasta la actualidad se ha extendido, además de ser una fuerte influencia aún hoy para muchas obras y artistas. Y es que la descarnada crueldad de la que hace gala Nagai en esta obra no puede dejar indiferente a ningún lector.
Devilman es una obra que no
destaca especialmente por su argumento, no nos vamos a engañar: los demonios se vuelven a alzar y atacan la Tierra, así que alguien tiene que
luchar contra ellos y derrotarlos en las sombras... y aquí es donde entra
nuestro atormentado héroe, Akira Fudo, alias Devilman. El primer tomo de la obra puede pasar como el comienzo de una obra de
superhéroes, el origen de los poderes y la historia del protagonista... pero Devilman está muy lejos de ser una obra de superhéroes. Aquí no hay
kryptonita ni arañas radioactivas, sino que tenemos una posesión demoníaca que
tiene lugar durante la celebración de un sabbat, una orgía satánica donde se da rienda suelta a la
locura y la pasión carnal, que se nos presenta como la única vía para que un demonio pueda entrar en un cuerpo
humano... perdiendo toda cordura y actuando por instinto.
Es así como comienzan las aventuras y matanzas de nuestro protagonista
(que, repetimos, no es exactamente lo que llamaríamos "héroe", a pesar de su nombre y del rumbo que tomó la serie animada del 72), con algunas de las escenas más
grotescas y sórdidas que se hayan podido dibujar en la historia del manga.
A partir de este punto, las batallas y las carnicerías son constantes. Akira se
encontrará con diversos demonios a los que se enfrentará, destacando entre
ellos a la bella y letal harpía Sirene, que protagoniza uno de los mejores y más icónicos enfrentamientos de la
obra, que además es todo un derroche de sangre, vísceras y expresividad gráfica.
La fórmula de las batallas inconexas finaliza rápido (aunque posteriormente Nagai añadiría entre medias el tomo Shin Devilman, tan innecesario como absurdo) para entrar de lleno en el arco principal, que
ocupa el grueso de la obra... La gran guerra entre humanos, demonios y
devilmen, en la que por supuesto el bando humano está totalmente condenado. Una
matanza a escala global que termina de la peor forma posible, y aunque no entraremos en más spoilers, este conflicto se salda con uno de los mejores finales jamás
dibujados en un manga.
Pero además, esta obra no se limita solo a la acción, sino que también da una clara muestra de lo que
el más profundo terror y la crueldad pueden hacer a una persona, logrando que esta entierre
sus principios y vulnere todo atisbo de moralidad de la manera más ruin
y despiadada posible. Y es que Devilman es también un ensayo sobre la moralidad humana, tal vez no de manera tan elaborada como encontramos en otras obras similares, pero sigue teniendo incluso a día de hoy, 45 años después de su creación, múltiples lecturas.
A nivel artístico es uno de los mayores despliegues que ha realizado el veterano autor en toda su carrera, quizá solo comparable a su Divina Comedia (otra muestra de virtuosismo, aunque de otro modo diferente). Nagai se apoya en los trazos gruesos y las pinceladas sueltas bien cargadas de tinta para retratar el más profundo desquiciamiento de sus personajes en situaciones límite, plasmando con una expresividad visceral la brutalidad más descarnada y salvaje que se pueda llegar a imaginar. Ira, agresividad, salvajismo, dolor... son las emociones que transmite el arte de esta obra en casi cada página.
Es cierto que, como comentábamos, argumentalmente es bastante simple y tiene carencias y algún que otro agujero, que se lastran especialmente en el pobre desarrollo de los personajes (especialmente de Miki, cuya importancia para nuestro protagonista no se corresponde con el peso que recibe en la trama)... pero Devilman es una obra que es mayor que la suma de sus
partes. No es perfecta, pero lo que hace lo hace de forma magistral. Es probable
que nunca se haya hecho un manga gore tan bien construido como este, y sobre
todo, tan significativo.
Un indispensable dentro de la obra de un enfant terrible de su época,
que en esta creación demuestra la capacidad de su estilo artístico de una forma que prácticamente nunca volvió a lograr. Maravilloso en el sentido más oscuro de la
palabra.
Nota Final: 9 [ - Magistral - ]
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