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Volviendo a nuestras habituales reseñas, hoy hablaremos de una reciente película de animación basada en el archiconocido manganime infantil de Fujiko F. Fujio Doraemon. Se trata, como ya habéis podido comprobar, del fantástico filme con animación en 3D-CGI Stand
By Me Doraemon.
Estrenada en Japón en el año 2014 y dirigida por Takashi Yamazaki y Ryuichi Yagi, Stand By Me Doraemon fue producida a modo de homenaje por el que habría sido el 80º aniversario del nacimiento de Hiroshi Fujimoto, quien, junto con Motoo Abiko y bajo el seudónimo de Fujiko Fujio (Fujiko F. Fujio tras la separación del dúo), creó al mítico gato cósmico.
Fujiko Fujio (Hiroshi Fujimoto y Motoo Abiko), reyes del kodomo
Bajo el seudónimo conjunto de Fujiko Fujio se encontraban dos autores fundamentales de la historia del manga moderno, Hiroshi Fujimoto (1933-1996) y Motoo Abiko (1934), consagrados como los grandes creadores de kodomo manga o manga infantil (si bien no la totalidad de su obra se dirige a los más pequeños).
Tras conocerse en el colegio, ambos amigos, que compartían una gran pasión por el manga, debutaron en 1951 con Tenshi no Tama-chan, tras lo cual, en 1954 y con la ayuda y consejos de Osamu Tezuka, se mudaron a Tokio, al mítico edificio de apartamentos Tokiwa-Sô, donde coincidirían con muchos de los más importantes autores que acabarían sentando las bases del manga, como Shotaro Ishinomori, Fujio Akatsuka o Hideko Mizuno.
El primer gran éxito en el campo del manga para niños fue Obake no Q-Taro (1964-1973), que además se convertiría en la primera de sus obras en recibir una adaptación animada para televisión.
Pero no sería hasta 1969 cuando los Fujiko Fujio crearon su obra más mítica, convertida a día de hoy en uno de los mayores iconos de la cultura popular japonesa, Doraemon. Las aventuras del entrañable gato robot azul experimentarían un primer y fracasado intento de adaptación al anime en 1973, pero ya en 1979 se estrenaría el las televisiones japonesas la serie que se prolongaría durante décadas, hasta que en 2005 fue renovada con un nuevo estilo visual más acorde con el manga original. A día de hoy, la serie sigue emitiéndose cada semana, así como los largometrajes anuales, que ya suman más de una treintena.
Entre las demás creaciones de corte kodomo de Fujiko Fujio encontramos Ninja Hattori-Kun (1964-1971), Kaibutsu-kun (1965-1969), Parman ((1967-1968), Kiteretsu Daihyakka (1974-1977) o Esper Mami (1977-1982).
No obstante, no toda la obra de este legendario dúo se dirigía al público infantil, pues encontramos también mangas seinen como la comedia Warau Salesman (1969-1971), la autobiografía Manga Michi (El camino del manga, 1970) o la biografía La vida de Mao Tse-Tung (Mô Tokutô Den, 1973).
En 1987, ambos autores decidieron disolver el dúo creativo para continuar con sus respectivas carreras por separado, dividiéndose entre ellos de forma equitativa los derechos de autoría de las obras que habían creado conjuntamente y adoptando desde entonces los seudóminos de Fujiko F. Fujio (Fujimoto) y Fujiko Fujio A (Abiko), pues ninguno de los dos quiso renunciar al nombre que les había consagrado.
Su obra más exitosa en todo el mundo, Doraemon, fue a parar a manos de Fujiko F. Fujio, que continuaría con su publicación hasta su mismo fallecimiento en 1996.
¿De qué trata?
La película nos cuenta la historia de Nobita y Doraemon, de sobra
conocida por el público.
Doraemon, un robot con forma de gato que puede sacar
aparatos maravillosos a placer de su bolsillo mágico, llega del futuro para
ayudar a Nobita, un niño vago, torpe, desgraciado e infeliz, para que en el
futuro sus actos no afecten a su familia.
Doraemon intentará por todos los medios que Nobita se case con Shizuka,
su amiga de la infancia, pues de esa forma su futuro cambiará totalmente para mejor.
Nuestra Opinión
Stand By Me nos cuenta de manera muy acertadamente cohesionada diversas historias del manga original,
juntando en un solo relato los capítulos iniciales en los que Doraemon llega desde el futuro y entabla una profunda amistad con Nobita, el episodio especial sobre el futuro de Nobita y Shizuka y el que fue siempre uno de los episodios más emotivos de la obra y que da título a la película: el regreso al futuro de
Doraemon. Los directores logran así conformar un largometraje que funciona perfectamente por sí solo.
Y es que esta película, además de ser una pequeña joya que robará el
corazón a los más nostálgicos, es una de las mejores películas infantiles de animación
de los últimos años. Incluso un niño (o, por qué no, un adulto) que no conozca a
Doraemon podrá disfrutar de este bello filme.
Visualmente puede chocar un poco al principio, pues todos estamos
acostumbrados a los diseños originales en 2D, pero en cuanto nos hagamos al 3D podremos apreciar una calidad de animación espectacular, unos diseños con gran
personalidad y expresividad, y unos escenarios realistas pero acordes con la
estética de la película.
No olvidemos tampoco que Doraemon se nos presenta más adorable y entrañable que nunca con este nuevo aspecto.
Se puede apreciar en cada minuto del filme cómo sus directores se han volcado personal y emocionalmente en la producción, con un objetivo mucho más allá del meramente comercial, para ofrecer un sentido y sincero homenaje al maestro Fujiko F. Fujio y a su creación, que pasa por ser el más importante manganime kodomo de todos los tiempos y con el que han crecido y siguen creciendo decenas de generaciones de niños de todo el mundo.
Una película emotiva y divertida, con la que es imposible no sentir al menos un
escalofrío en la espalda y derramar alguna que otra lagrimilla de tristeza y nostalgia. Perfecta para toda la familia.
Nota Final: 10 [ - Imprescindible - ]
Si tuviera que resumir la película en una frase sería la siguiente: un melodrama infantiloide dirigido a nostálgicos.
ResponderEliminarA diferencia del espíritu original de la serie, despreocupado, alegre, gamberro, esta película busca penetrar en lo más profundo de nuestros sentimientos apelando a la nostalgia y al melodrama barato. Creo que es la peor película del gato cósmico y eso que nunca me acabaron de gustar las otras por querer dar una moraleja trillada al final de cada una, pero al menos esas mantenían la esencia de la serie. Este intento de llegar a nuestros corazoncitos de niño acaba resultando en una película repleta de escenas barrocas y exageradas a más no poder. Si acaba calando, la película puede parecer hermosísima pero si fracasa en ese intento de tocarte la fibra lo único que ves es un conjunto de escenas bochornosas e innecesariamente largas.
El hecho de juntar varios capítulos de una serie en una película provoca una sucesión de hechos sin relación entre si más allá de buscar el objetivo anteriormente comentado (apelar a la nostalgia), resultando un conjunto difuso de sucesos sin columna vertebral sobre la que sostenerse y con una duración total excesiva. Resulta irónico y redundante decir que se habría adaptado mejor a un formato episódico viniendo de eso mismo.
En lo que animación se refiere nos encontramos con lo estático del anime adaptado al 3D. En general me suele gustar mucho cuando en los animes se flipan y dan lugar escenas de acción inclreiblemente dinámicas y fluidas con un acabado muy espectacular; pero cuando la acción se detiene la animación japonesa peca de estática. Esta inmovilidad trasladada al 3D en Doraemon: SBM provoca un ritmo lento en fluidez de acciones y momentos. Solo se salta esto en dos escenas: la primera vez que usan el borrocóptero y el vuelo por la ciudad del futuro, en mi opinión, las mejores de toda la película. Me da rabia que sabiendo hacer escenas tan dinámicas el resto de la peli sufra por esa animación estática y simple del anime. Y sí, claro que se puede hacer una película dinámica sin necesidad de que te acabe saturando de tanto movimiento en pantalla. En ese sentido la animación occidental lleva años de ventaja a la japonesa. Creo que solamente hay que comparar esta película de Doraemon con cualquiera de Pixar para darse cuenta de la brecha de calidad entre ambas.
No, esta película no es de 10. Ni si quiera de notable. Esto no quiere decir que no vaya a gustar a los niños y nostálgicos por igual. Pero no quita que, a pesar de todo el potencial que tenía hacer un homenaje a Doraemon, el resultado final no pase de mediocre. Aunque claro, siempre puedes estar en el primer grupo, en el de los que se han emocionado con tanta nostalgia y melodrama. En ese caso estaría debatiendo contra los sentimientos de otra persona, y eso es una batalla perdida.