Hola a todos y bienvenidos una vez más a La Bandera de la Libertad. Tras una prolongada ausencia por motivos académicos (es decir, exámenes universitarios xD), volvemos a la carga con el blog, y nada mejor que hacerlo con una nueva reseña.
Hoy reseñaremos la que es hasta ahora la única obra editada en español de uno de los más grandes autores underground de la historia del cómic japonés, el aclamado Yoshiharu Tsuge. Se trata, como es evidente, de El Hombre Sin Talento (Munou no Hito).
Yoshiharu Tsuge, artista atormentado
El artífice de la obra que reseñamos hoy no es otro que el gran maestro Yoshiharu Tsuge, uno de los artistas más particulares de la historia del manga, por lo que ahora procedemos a hablar de él.
Nacido en 1937 en Tokio, Yoshiharu Tsuge se convirtió rápidamente en uno de los grandes abanderados de la corriente del gekiga de los años 60, que buscaba ofrecer obras para un público adulto que demandaba contenidos más maduros que los presentes en el manga infantil y juvenil existente hasta ese momento.
Con sus obras, que se suelen clasificar en tres grupos temáticos, a saber, los viajes, los sueños y el biográfico y nostálgico, Tsuge recibió una acogida dispar en un inicio por parte de público y crítica.
A pesar de que la crítica especializada acabaría resaltando la gran originalidad y calidad artística de sus obras, Yoshiharu Tsuge siempre estuvo convencido de que no estaba dotado para el manga, rechazando siempre sus propias obras a causa de una fuerte depresión crónica, agravada por su pronunciado complejo de inferioridad, dos problemas que le acompañarían desde su más tierna infancia y marcarían toda su vida.
Su obra más conocida y apreciada a nivel artístico en todo el mundo es Nejishiki (La Espita, 1968), una historia corta que ofrece un relato de fuerte carga onírica y surrealista, plasmación de un inquietante sueño de su autor.
En 1987, Tsuge publicó Betsuri (Despedida), su última obra hasta la fecha, tras la cual decidió retirarse completamente del panorama artístico, sin aducir ningún motivo concreto. Siempre depresivo y pesimista, simplemente Yoshiharu Tsuge decidió desaparecer, quizá sintiendo alivio.
¿De qué trata?
El Hombre Sin Talento nos muestra un alter ego del autor llamado Sukezo Sakegawa, un autor de manga que, a pesar de ser aclamado por la crítica, vive acomplejado de sus obras y se retira del dibujo, buscando éxito en diversos y extravagantes negocios, tales como la reparación de cámaras, el coleccionismo de piedras o la venta de aves, cuyos escasos éxitos le conducirán a una profunda depresión, que no hará sino acentuar el ya pronunciado complejo de inferioridad e incompetencia de este "hombre sin talento".
Nuestra Opinión
Esta obra es una de las más personales de Yoshiharu Tsuge, pues se refleja a sí mismo en ella de una forma muy realista, como un hombre hundido y acomplejado, totalmente depresivo. Un ambiente deprimente y pesimista se respira en cada página, mientras el autor muestra su dolor por los cambios en la sociedad japonesa que le llevan a fracasar en su vida, haciéndole más y más desdichado.
Sin embargo, este ambiente deprimente, lejos de ser algo malo, es el principal atractivo del manga, pues ese tono nostálgico y trágico lo convierte en una obra única con un estilo muy personal.
Estilo que no solo en la narración se aprecia, sino también en el dibujo, minimalista pero con personalidad, destacando en sus fondos e ilustraciones detalladas, como las de piedras que evocan paisajes al principio de la obra.
Otro de los puntos fuertes es lo bien que muestra la sociedad japonesa de la época de los años 60 del XX y sus cambios, además de diversos hobbys japoneses tradicionales como el ya mencionado arte de observar piedras, lejos de ser la aburrida y estúpida tarea que parece ser, se muestra de forma fascinante, revelando formaciones que evocan paisajes maravillosos, reflejadas de una forma perfecta por el gran arte de Tsuge.
El Hombre Sin Talento presenta la melancolía natural de su autor de una forma casi poética. Invita al lector a dejarse envolver por ella hasta lograr empatizar con su protagonista desde el principio. Su dibujo es brillante, aunque simple en los personajes, pero muy personal. Se trata de una obra perfecta para cualquier japonófilo interesado en conocer más la sociedad, cultura y forma de vida en aquellos años.
Una joya oculta de un autor tan enigmático como genial, que, si bien no es para todos los gustos, hará las delicias de aquellos en busca de algo diferente y de calidad.
Nota Final: 9'5 [ - Magistral - ]
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