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domingo, 8 de marzo de 2020

Helter Skelter: 2 Autoras, 2 Visiones



¡Un saludo y bienvenidos a La Bandera de la Libertad!

Pues aquí vamos de nuevo, tras publicar el otro día nuestra reseña de Mujeres del Zodíaco de Miyako Maki, no queríamos dejar pasar que hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer para dedicar un post especial a dos autoras asiáticas, de ámbitos y estilos muy diferentes, pero mucho más cercanas entre sí de lo que pueda parecer

Evidentemente estamos hablando de la mangaka Kyoko Okazaki, una de las autoras de josei más importantes de Japón, y de la fotógrafa y cineasta Mika Ninagawa, una de las directoras más interesantes de la actualidad, que encuentran su punto de unión precisamente a través de Helter Skelter, obra de la primera llevada al cine por la segunda. 

Introducción

Helter Skelter es un manga creado por Kyoko Okazaki y publicado en la revista Feel Young entre 1995 y 1996. Fue finalmente recopilado en un volumen único en 2003, que el año siguiente ganó el prestigioso Premio Cultural Osamu Tezuka, entre otros reconocimientos nacionales e internacionales. Desde hace pocos meses podemos leerla por fin en España gracias a la edición de Ponent Mon.

Sigue considerándose a día de hoy una de las obras más representativas y vigentes de la autora, en la que captura con precisión la situación de la juventud japonesa contemporánea y los claroscuros de la industria del espectáculo.

En 2012, la fotógrafa y directora de cine Mika Ninagawa escogió este manga como la fuente para su segunda incursión cinematográfica, respetando fielmente argumento, contenidos y temas, pero recodificándola con su propio lenguaje visual, obteniendo un resultado tan brillante como la obra original de Okazaki, pero con personalidad totalmente propia que merece ser vista tanto por sus virtudes individuales como por su calidad como adaptación: todo un ejemplo de cómo deberían hacerse todas las adaptaciones de un medio a otro. 

Kyoko Okazaki

Kyoko Okazaki, nacida el 13 de diciembre de 1963, es una de las autoras de manga más influyentes de los años 80 y 90, considerada una de las grandes iniciadoras del josei moderno, es decir, el manga orientado a un público femenino adulto.

Debutó profesionalmente en 1983, pero su consolidación artística llegó en 1989 con la publicación de una de sus obras más reconocidas mundialmente, Pink (también editada en España por Ponent Mon), que ya recogía muchos de sus temas habituales. En 1994 dibujó otra de sus obras más trascendentes, River's Edge, centrada en los problemas y sentimientos de la adolescencia urbana de su tiempo. En 1995 llegaría finalmente Helter Skelter, pero en 1996 Okazaki fue víctima de un atropello por un conductor ebrio, justo tras terminar la obra. Las graves secuelas del accidente truncaron definitivamente su carrera, y aunque desde entonces se han publicado en tomo algunos trabajos previos suyos, no parece que la maestra haya podido retomar las plumillas. 

Gracias a su personal estilo gráfico, minimalista pero muy expresivo, y las temáticas que trataba en sus obras (el sexo y las sexualidades no normativas,  el rol de la mujer en la sociedad japonesa contemporánea, la vida urbanita...), así como su capacidad para reflejar los sentimientos de la juventud de su época, Okazaki se convirtió en una de las autoras de referencia para toda una generación

Prueba de su influencia y de la constante vigencia de sus creaciones son las recientes adaptaciones que se han hecho de sus grandes obras. No solo hablamos de la que ahora nos ocupa, Helter Skelter, sino también, más recientemente, de River's Edge, que fue llevada al cine en 2018 por el cineasta independiente Isao Yukisada con extraordinarios resultados. Además, la influencia de Okazaki es palpable, y reconocida, en algunas de las autoras más importantes de la actualidad, como Akiko Higashimura o Asumiko Nakamura.

Mika Ninagawa

Por el otro lado tenemos a Mika Ninagawa, nacida en Tokio en 1972, una de las fotógrafas más exitosas y laureadas de Japón, además (y lo que nos ocupa) de una interesantísima cineasta independiente

Su principal dedicación desde los 90 ha sido la fotografía artística, campo en el que destaca por su personalísimo estilo hipercolorista de tonos muy saturados, especialmente famosa por sus escenas florales, paisajes y peces, pero también por sus retratos, muy codiciados por los famosos japoneses. En 2001, de hecho, fue galardonada con el Premio Ihei Kimura, el premio fotográfico más prestigioso de Japón.

En 2007, Ninagawa decidió dar el salto a otra disciplina artística y estrenó su primera película, Sakuran, adaptando el manga homónimo de Moyoco Anno (quien, por cierto, es también amiga personal de Kyoko Okazaki y ayudó a retocar Helter Skelter para la recopilación en tomo dada la incapacidad de la autora). Esta ópera prima llegó a proyectarse en el Festival de Berlín y en el de Hong Kong, con gran éxito de crítica.

No sería hasta 2012 cuando Ninagawa volvió a la silla de directora, esta vez para adaptar Helter Skelter, presentada en el Festival de Londres y convertida en una de las películas japonesas más taquilleras de su año, y ganadora de los premios de Dirección Artística y BSO en los premios de la Academia Japonesa.

Desde entonces, continuó dedicada a su carrera fotográfica, hasta que el pasado 2019 tiró la casa por la ventana y volvió a dirigir, pero no una ni dos, sino hasta tres obras nuevas. Dos nuevos largometrajes, Diner (basado en una novela de Yumeaki Hirayama que también ha sido adaptada al manga) y una nueva adaptación de la celebérrima novela de Osamu Dazai, Indigno de Ser Humano. Pero también preparó una miniserie para Netflix, que se estrenó hace apenas un par de semanas: Followers

Helter Skelter: del papel a la pantalla

Helter Skelter nos cuenta la historia de Ririko (o Lilico, según la transcripción), una súper modelo y actriz de gran éxito y belleza, pero que esconde un oscuro secreto... Todo su cuerpo, excepto "los huesos, los globos oculares, las uñas, el pelo, las orejas... y el coño" ha pasado por el quirófano. Y tras tantas y tan agresivas operaciones de cirugía estética, su cuerpo se resiente cada vez más. Ni siquiera el constante tratamiento impide que se deteriore... y eso marcaría el final de su carrera.

Pero más allá del físico, Ririko sufre graves problemas mentales derivados de la medicación y de la presión que ponen sobre ella los medios y, sobre todo, su manipuladora manager. Así, arrastrará a su espiral de autodestrucción a su nueva asistente y a todo el que se cruce en su camino.

Como salta a la vista, los temas principales que maneja la obra son la superficialidad y cosificación de la mujer en la industria del entretenimiento, pero también habla, como era costumbre en Okazaki, de la sexualidad, de la obsesión social con la belleza física y de las inquietudes de la juventud japonesa de los años 90, que venía de una época de opulencia para sumirse en una crisis que la dejó sola y perdida.

Abordando ya nuestra tesis, lo primero que tenemos que dejar claro es que tanto el manga como la película cuentan exactamente la misma historia, siendo la segunda una perfecta adaptación en cuestiones argumentales, pero también temáticas. Mika Ninagawa realizó un excelente trabajo trasladando a la gran pantalla la sordidez, la vanidad y el sucio erotismo que plagan la obra de Okazaki, pero la gran diferencia radica en las formas. Lo que en manos de un director cualquiera habría sido una plana adaptación del manga, en manos de Ninagawa se convirtió en una forma diferente pero igualmente efectiva de plasmar sus contenidos, obteniendo como resultado dos obras diferenciadas y con identidades autorales propias.

Por su parte, el manga ejecuta esa feroz crítica al fenómeno "idol", tan caracterizado por su brillo y su color, creando un contrapunto absoluto con su arte. Okazaki, con un estilo minimalista, de trazo grueso y suelto, nunca dibujaba más líneas de las estrictamente necesarias, pero siempre perfectamente estudiadas para que sobraran por sí solas para expresar todo lo necesario. No buscaba una representación fotorrealista, sino decadente. Ni siquiera solía emplear grises, ni tampoco sombreados en negro. Todo lo lograba con el trazo de la tinta negra sobre el papel blanco. Este estilo artístico, combinado con una narrativa igualmente descarnada y directa, da como resultado una obra sórdida y casi terrorífica, a la par que descorazonadora.


Sin embargo, Mika Ninagawa optó por una posición totalmente opuesta, que una vez vista la película, parece la manera más obvia de trasladar el estilo de Okazaki: se decantó no por el minimalismo, sino por la más absoluta opulencia. Imprimiendo su estilo como fotógrafa en la pantalla, creó una serie de estancias, vestuarios, escenarios, platós... sobrecargados de elementos, de lujos, de muebles barrocos, de complementos, de maquillaje... y sobre todo, de espejos, una constante en toda la película, que establecen una clara metáfora con la obsesiva superficialidad, tanto de la protagonista, como de la industria en la que trabaja, como, sobre todo, de la sociedad contemporánea en general.


Un uso del color tan saturado y llamativo como en su obra fotográfica, destacando los tonos de rojo intenso y de blanco inmaculado, que se contraponen en los momentos clave. Todo el extraordinario trabajo de creación visual va encaminado a crear ese mismo sentimiento de decadencia, pero esta vez a través de los excesos. Ririko se ve constantemente rodeada de lujos superfluos, de maquillaje que intenta tapar sus imperfecciones, de fármacos a los que ya es una adicta, y de espejos que le devuelven el reflejo de una realidad que trata de evitar.

A lo largo de una y otra versión veremos muchas escenas esencialmente iguales, compuestas visualmente de maneras muy distintas, pero con la misma carga dramática y el mismo mensaje. Ririko es una víctima de la sociedad de consumo, pero también participa activamente de ella. Lucha con todo lo que tiene contra lo inevitable, pero la rueda sigue girando, y si no es ella la que está en el centro, la sustituirá otra nueva "celebrity" y el mundo la olvidará como un producto de usar y tirar. Y nada acaba nunca.

Conclusión

En resumidas cuentas, en Helter Skelter encontramos una historia llena de matices y contenidos en los que no hemos querido profundizar más por no caer en terreno de los temidos spoilers, previendo que cualquiera pueda tener ahora más interés y ganas de acercarse a la obra. 

Estamos ante un caso excepcional, de esas pocas ocasiones en que obra original y adaptación son igualmente brillantes y ambas se alzan como creaciones únicas con valor individual y bien impregnadas del talento y personalidad de sus respectivas autoras

Como recomendación personal por nuestra parte, no dejéis de experimentar ambas versiones. Aun contando la misma historia y teniendo el mismo fondo crítico, son dos experiencias muy diferentes, igualmente impactantes y, en cierto modo, complementarias.




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