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jueves, 7 de septiembre de 2017

[FINDE DE CINE] Una Pastelería en Tokio / Godzilla VS Biollante



¡Un saludo y bienvenidos a La Bandera de la Libertad!

Después de un par de semanas de ausencia vacacional por viajes en las que no hemos podido publicar nada en el blog, volvemos esta semana a la carga, con más energía que nunca para empezar el "nuevo curso"... O eso se suele decir a principios de septiembre, ¿no?

El caso es que vuelven nuestros posts y, cómo no, lo hacen con nuestra ya habitual sección semanal de cine japonés. Nada ha cambiado en los días de ausencia, por lo que seguimos en nuestra línea con el ciclo de kaiju-eiga con la decimoséptima película de Godzilla, Godzilla vs Biollante, a la que acompaña esta vez nuestro primer filme de la exitosa directora Naomi Kawase, Una Pastelería en Tokio

¡Empezamos!


Una Pastelería en Tokio


Abrimos hoy, pues, con Una Pastelería en Tokio (An), una de las más recientes películas de la reconocida directora Naomi Kawase, estrenada en Japón en 2015 y presentada en la Sección Oficial - Un Certain Regard del Festival de Cannes del mismo año, donde encandiló al público occidental. Esta es la primera película que vemos de la directora, que tan buenas críticas ha logrado cosechar en los últimos años y convertida en una de las cabezas más visibles del cine japonés contemporáneo. Y por si todo esto no fuera suficiente, el reparto de Una Pastelería en Tokio cuenta con la maravillosa y veterana Kirin Kiki como protagonista.

<< Sentaro tiene una pequeña pastelería en Tokio en la que sirve dorayakis (pastelitos rellenos de pasta dulce de judías rojas, "an"). Cuando una simpática anciana se ofrece a ayudarle, él accede de mala gana, pero ella le demuestra que tiene un don especial para hacer "an". Gracias a su receta secreta, el pequeño negocio comienza a prosperar. Con el paso del tiempo, Sentaro y la anciana abrirán sus corazones para confiarse sus viejas heridas. >>

Como fans del más puro costumbrismo japonés que somos (no os habíais dado cuenta, ¿verdad?), esta película no podía menos que encantarnos. Una Pastelería en Tokio goza de un ritmo especialmente pausado y contemplativo, dedicándose a mostrar retazos de la vida cotidiana de los tres personajes, unidos entre sí gracias a la pequeña tienda de dorayakis que sirve de núcleo del filme.

Un hombre de mediana edad que regenta un negocio ajeno en compensación por antiguas deudas, una anciana de buen corazón que padeció de la marginación social que implicaba la lepra en su infancia y una adolescente solitaria de familia desestructurada se unirán en torno a los tradicionales dorayakis para superar sus propios problemas vitales. Destaca especialmente la relación entre los dos primeros, que desarrollan un vínculo materno-filial conforme van preparando la pasta de judías días tras día.

Por tanto, estamos ante una película cuyo peso dramático recae fundamentalmente en sus personajes y, por consiguiente, en los actores protagonistas. Masatoshi Nagase cumple perfectamente en el papel principal como pastelero, y Kyara Uchida (nieta, por cierto, de Kirin Kiki) también hace un buen trabajo. Pero no no se puede negar que es la incombustible Kirin Kiki la que se lleva toda la atención (y los corazones) de los espectadores con su excelente y cálida interpretación. A sus 74 años, la veterana actriz parece estar pasando por los mejores años de su carrera gracias a roles como este o los muchos que ha interpretado para Hirokazu Koreeda (Después de la Tormenta, Kiseki, Nuestra hermana pequeña...), director que raramente prescinde de ella.

Respecto al apartado sonoro, si bien lo normal es destacar las grandes bandas sonoras, la escasez de la misma resulta ser una virtud excepcional para Una Pastelería en Tokio. La película prescinde en gran medida de la música ambiental, utilizando en su lugar los sonidos naturales de la ciudad, de los bosques, de la cocción, etc. Consigue con ello crear una atmósfera más real que le sienta como un guante.

Otro punto a favor de la película es cómo muestra el proceso tradicional de elaboración del an (pasta dulce de judías rojas) para rellenar la masa de los dorayakis. Supondrá un punto extra de interés para los amantes de la gastronomía japonesa.


Godzilla vs Biollante 



Y en segundo lugar tenemos una semana más a nuestro lagarto radiactivo favorito con la segunda película de la Serie Heisei, o lo que es lo mismo, la decimoséptima película general de la saga. Estrenada en 1989, Godzilla vs Biollante fue dirigida por Kazuki Ohmori y presentó a un nuevo kaiju para el universo de Toho, una híbrida del ADN de Godzilla, una humana y una rosa, Biollante

<< A través de un experimento científico se pretende manipular material genético de Godzilla. Un comando terrorista islámico pretende utilizar dichas células para sus propios intereses, pero un científico renegado las termina combinando con los genes de una rosa y de su propia hija fallecida. El resultado es Biollante, una gigantesca criatura biológica que amenaza destruir Japón. Para detenerla regresará Godzilla, desde el interior de su sepulcro volcánico... >>

En esta película encontramos una situación nuevamente similar a los orígenes de la saga, aunque no exactamente a la primera como hacía la entrega anterior. Es decir, una vez más se nos presentará una lucha titánica entre Godzilla y otro kaiju, esta vez creado por el ser humano, estando ambos fuera de control y sin que haya una línea claramente definida entre el bueno y el malo, como sucediera con King Kong vs Godzilla.

Como hemos visto a lo largo de la mayor parte de la Serie Showa, Godzilla había acabado por convertirse en una especie de súper héroe salvador de la humanidad frente a otros kaijus amenazantes, así que la recuperación de este enfoque más gris se siente como un soplo de aire más o menos fresco a la franquicia.

No podemos evitar la sensación, por otra parte, de que también estamos ante una de las entregas de toda la franquicia con un aire más "occidental", por llamarlo así, con un estilo bastante similar a un blockbuster de acción hollywoodiense ochentero, aunque sin perder totalmente la esencia japonesa.

Señalamos además que el final es "muy Disney", como excesivamente edulcorado y melancólico, algo que no es del todo bueno si estamos hablando de una película de monstruos gigantes dándose de hostias.

Es una de las más entretenidas entregas de la franquicia, no obstante. Con unos muy notables efectos especiales en los que se nota considerablemente la evolución desde la anterior película, 5 años anterior, y unos trajes de kaijus que cada vez son más impresionantes y realistas.





Y hasta aquí el Finde de Cine de esta semana. Esperamos que os haya interesado y que os animéis a ver las películas si no las habéis visto, y por supuesto a que compartáis vuestra opinión si sí lo habéis hecho.

¡Hasta la próxima!


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