¡Un saludo y bienvenidos a La Bandera de la Libertad!
Bueno, bueno, bueno... Tras un tiempecillo con poca actividad en el blog, que se ha visto agravada por una serie de imprevistos que han provocado que se nos dilatara más de lo deseable la publicación de las primeras impresiones de los estrenos de anime de la presente temporada de verano, volvemos hoy a la carga con una de nuestras reseñas, que aunque pudiera parecerlo, no las hemos abandonado.
Y no regresamos a nuestra actividad habitual con cualquier cosa, no. Os traemos la reseña de una obra de muy gran calibre, Takemitsu Zamurai, de Taiyo Matsumoto e Issei Eifuku. Discretamente editada hace pocos años por Glénat/EDT en España, las ventas y la popularidad no acompañan a este gran manga, que sin embargo pasa por ser una de las mayores obras de arte del cómic japonés.
Taiyo Matsumoto, genio alternativo
Taiyo Matsumoto, nacido en Tokio en 1967, se destaca como uno de los autores más aclamados del panorama alternativo del manga. Con un estilo de dibujo peculiar y diferente, alejado del arte convencional de los autores japoneses más comerciales e influido por corrientes europeas, un trazo lleno de movimiento y expresividad con el que transmite todo tipo de emociones, y unas historias de gran contenido psicológico, su nombre ha quedado consagrado como uno de los más grandes mangakas de las últimas décadas.
Tras estudiar Bellas Artes en la Universidad de Wako, Taiyo Matsumoto debutó profesionalmente a la temprana edad de 20 años con su obra Straight. Pero el éxito le llegaría en los años posteriores con la publicación de obras como Hana Otoko, Aoi Haru, Ping Pong, Tekkonkinkreet, o Zero.
Más recientemente, Matsumoto ha continuado cosechando éxitos como autor alternativo con mangas como Takemitsu Zamurai (en colaboración con su frecuente asistente Issei Eifuku), GoGo Monster o la multipremiada Sunny, recientemente finalizada en Japón.
Sus obras han recibido algunas adaptaciones a la imagen real y a la animación, destacando especialmente la película animada dirigida por Michael Arias Tekkonkinreet o la serie Ping Pong The Animation, con el gran director Masaaki Yuasa a la cabeza de la producción.
¿De qué trata?
La obra se ambienta en japón, en el Periodo Edo, y nos cuenta la historia de Soichiro Seno, un rônin de turbio pasado que, huyendo de este, decide vender su katana (cambiándola por una takemitsu, una espada de bambú), la cual parece contener un misterioso espíritu femenino, y asentarse en Edo como profesor.
Sin embargo, los fantasmas del pasado de Seno no harán más que perseguirle, obligándole inevitablemente a enfrentarse a ellos...
Nuestra Opinión
No hay otra forma de empezar que dejando claro que esta obra destaca principalmente desde el primer momento por su soberbio arte. Es habitual en las obras de Matsumoto un estilo único con un derroche de personalidad que hace que se pueda asociar a él con solo un vistazo, pero en el caso de Takemitsu Zamurai, el maestro logra todo un hito, lo nunca visto: imitar con su dibujo las ilustraciones de la corriente artística del Ukiyo-e de los siglos XVII y XVIII, pero al mismo tiempo sin perder un ápice de su personalidad, lo cual dice mucho de su maestría. Además de lograr escenas que, con un uso sublime de las sombras, la tinta, el trazo y el movimiento, logran crear una atmósfera cautivadora que maravilla con cada viñeta.
No exageramos al decir que es de los mejores (si no el mejor) dibujo que hemos visto jamás en un manga en cuanto a consideraciones artísticas se refiere. El Ukiyo-e hecho manga. El arte hecho manga.
Por otro lado, argumentalmente es una obra de ritmo pausado, con un estilo muy propio del costumbrismo japonés. El argumento tarda en asentarse totalmente y dedica varios tomos a presentar a los personajes, contar ciertas historias que, a pesar de no tener relevancia alguna para la trama no se sienten superfluas, sino que le dan un toque más costumbrista, más nipón, que la convierten en una delicia de obra.
Una vez el guión se ha formado totalmente y el pasado de Seno se ha ido revelando, empiezan a ocurrir los acontecimientos que culminan con una de las escenas más bellas, impresionantes y grandiosas que hemos tenido el placer de leer.
Y esto es, en resumidas cuentas, Takemitsu Zamurai: un cóctel perfecto con la dosis justa de costumbrismo, drama, acción y misterio.
Se ha convertido en una de nuestras obras favoritas. Es, sencillamente, una absoluta obra maestra.
Nota Final: 10 [ - Imprescindible - ]